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Algo Picasso

En el año 1948, Eugenio Arias y Pablo Picasso se encontraron durante el exilio, en la costa mediterránea francesa, iniciando desde entonces una estrecha amistad entre los dos.
Eugenio trabajaba como dueño de una barbería, quien reforzó la relación con el pintor, no solo ahondando su amistad con la que seria esposa de Picasso en 1961, Jacqueline Roque, sino con el círculo de este mismo, personajes como Jean Cocteau. Muchos de ellos deseaban fotografiarse junto al famoso pintor durante su estadía en Francia, deseando contagiarse de su éxito, por lo que Eugenio Arias, era especialmente querido por Picasso porque no pedía nada.

Así como Eugenio regalaba su trabajo y sus recuerdos a Picasso, este le obsequiaba muestras de su trabajo con dibujos y dedicatorias en libros y bacías de barbero, compartiendo con el no solo temas tradicionales propios de una España lejana, si no su preocupación por el presente de un país al que no podían volver, al cual apoyaban desde movimientos antifranquistas.

Hace unos meses ya, en junio de este año, se presentó en la Casa de la Cultura de la ciudad de Buenos Aires, la colección del Museo Picasso – Colección Eugenio Arias, quien sería el barbero y amigo del famoso pintor.



Las obras evidentemente, no tan famosas como la Guernica, pero en sí muestran una preciosa colección de dibujos, esquemas y esbozos de los temas en común con Arias: la tauromaquia, alusión a los presos políticos y homenajes a la profesión de barbero. Muchos de estos dibujos nos recuerdan a los grabados rupestres por la lozanía del movimiento de las pinceladas.
Se aprecian también, temas que evocan a un clasicismo en el que conviven lo griego y lo cretense; dioses, faunos y cabras, es decir, visiones pertenecientes a la producción picassiana de la segunda mitad de los años cuarenta. Al respecto, María Dolores Jiménez-Blanco escribe:


“Picasso, alejado ya de la actualidad artística, se refugiaba en el pasado, quizá se media con el. Necesitaba, en todo caso, revisarlo, parodiarlo y mostrarle su respeto, desmitificarlo y revenciarlo a la vez”.



Alejándose de la abstracción profunda, algunos rápidos dibujos de Picasso, garabateados en dedicatorias, podrían ser en sí autorretratos, la figura de su actual esposa Jacqueline aparecía en algunas ocasiones, [obsérvese el retrato de mujer con una pañueleta morada en la cabeza] así como la madre de Arias, Nicolasa, cuyo retrato austero sirvió en 1960 para una campaña por la amnistía para presos políticos españoles, como Eugenio Arias y Pablo Picasso.
Arias atesoró durante muchos años los trabajos de su amigo, con la esperanza de llevarlos algún día a la España democrática.

“En la actualidad, desde su sede de Buitrago de Lozoya, en la sierra madrileña, su colección es una invitación a redescubrir Picasso. Porque el suyo es un Picasso diferente: intimo, familiar, amigo del barbero, aficionado taurino, idealista exiliado. Pero también un Picasso mito del arte del siglo XX, un clásico moderno, que ha sido capaz de dar nueva vida a géneros y formas ancestrales, como la cerámica o el grabado; de adentrarse con la más absoluta falta de prejuicios en la tradición; y de explorar con la mayor libertad posible los más variados campos de la creación artística.”

fuentes:
- Picasso en Buenos Aires, Gobierno de la ciudad, Madrid about you [publicación de catálogo]

- Fotos de Xi. Romero y la Web